Es, sin duda, el edificio más sobresaliente de la villa de Candelario. De grandes proporciones, en él se mezclan diferentes estilos arquitectónicos ( mudéjar, barroco, románico y gótico). Su interior lo componen tres naves, separadas por grandes arcos semicirculares.
En la nave central se encuentran el altar mayor, cubierto por un artesonado mudéjar en cuyo retablo hay una alegoría de la Asunción de la Virgen María. En las naves laterales encontramos ricos altares el de los Sagrados Corazones; Santa Ana, patrona del pueblo, o el del Cristo de la Misericordia. Entre los retablos sobresale el dedicado a los Mártires, obra de talla y pincel sobre tabla del siglo XVI
La fachada está decorada con un rosetón de complicada tracería gótica y en lado norte destaca una sencilla portada con arquivoltas y las armas de los Zúñiga, duques de Béjar y señores de la villa de Candelario.
La primera piedra se colocó en 1329 aunque su construcción debió ser deficiente, ya que en el siglo XVII se hundió parte de su fábrica, procediéndose a la edificación de otra por iniciativa del duque de Béjar, que contribuyó con fondos propios a la reconstrucción de la misma, de ahí que en la portada del lado norte figure el escudo de la casa ducal.
En la torre del templo, de 28 metros y entrada exterior, se instaló el reloj que marcaba el tiempo de la villa. Al igual que la iglesia, la torre primitiva era mucho más esbelta, pero en 1929, durante una tormenta, parte de ella se hundió y al reconstruirse ya no se remato.